En este día del orgasmo femenino en que por un lado, nos encontramos con una gran cantidad de mujeres que padecen anorgasmia, que ya sea que han tenido experiencias dolorosas en su historia sexual, que experimentan la dicotomía entre el placer y la culpa, después de siglos de sometimiento y/o reducción del erotismo femenino que ha viajado de manera transgeneracional, que ha marcado su derecho al placer, en un modelo de civilización patriarcal, machista y en una gran medida misógino y por otro lado, gran cantidad de mujeres y hombres que buscan “El Orgasmo” como objetivo, como la meta de una relación sexual, donde se puede llegar a mecanizar la experiencia y focalizar las sensaciones en los genitales, como si se tratara de una “carrera al orgasmo”, como se muestra en una gran medida en la industria del porno, que desafortunadamente sigue siendo la principal fuente de inspiración para mucha gente, donde una de las tendencias principales es “genitalizar” la relación, limitando así el verdadero potencial de sanación del Ser que contiene en sí misma la práctica de la Sexualidad Sagrada, cuando se contempla como una acto que une “El Cielo con la Tierra”, especialmente para la mujer.
Cuando se cuenta con la estructura interna del Tao para transformar esa “energía sexual bruta”, para favorecer mas lo erótico, lo afectivo y así conectar con lo espiritual, ejercer nuestro derecho al placer sin objetivos, sin “metas”, sin expectativas que cumplir, sino simplemente entregándose a cultivar un placer al que al parecer, solo las mujeres están creadas para experimentar, con un arsenal de zonas erógenas que la ser estimuladas con el corazón abierto, “alineándonos” a lo Sagrado Femenino, permitiéndonos los hombres el “sentir lo que siente esa mujer”, entonces empieza a darse una sanación de nosotros mismos y la del alma de la Diosa que está frente a nosotros, esto es lo que induce Estados de Éxtasis que son altamente sanadores en sí mismos, por eso los taoístas dicen: “El orgasmo es el asesino del placer”, al convertirlo en una meta a alcanzar, cuando en El Tao, los orgasmos se contemplan como “estaciones de un camino”, pero son eso, estaciones, donde uno se puede bajar o no, donde si vienen, qué bueno y si no vienen, qué bueno, no se necesitan para entrar al “Valle del Placer”, cuando el placer es tan intenso, tan intenso, que se convierte en algo mas allá, en un gozo místico que conecta con lo divino dentro de nosotr@s, ya que al ser el sexo el instrumento de la divinidad para manifestar su obra, así mismo podemos conectar con la divinidad a través del arte amatorio.
Afortunadamente el Tao nos ofrece una serie de prácticas en solitario y en pareja que nos ayudan a asumir la responsabilidad de nuestra propia sanación interior y que nos preparan para una de las experiencias mas poderosas de sanación de alma conocidas, desde algo que podríamos llamar “Psicología Transpersonal Taoísta” que es la experiencia de “La Tecnología del Cuarto Oscuro”, el “Dark Room Retreat”, consistente en pasar desde 7, 14 o los 21 días en oscuridad total y silencio, donde a partir del cuarto día, se abre el llamado “Tercer Ojo” y empezamos a ver “La Luz” y a recuperar nuestra memoria ancestral, gracias a la liberación del DMT (Dimetriltriptamina, la llamada “Molécula de Dios” y a través del arte del “Yoga Taoísta del Sueño” o el “Arte de la Ensoñación”, podremos accesar a las memorias de antes de nacer, donde veremos porqué elegimos todas las experiencias que venimos a tener en este mundo y cómo nosotr@s mism@s las pedimos, las escogimos previamente para templar nuestra alma, de igual manera que se templa el sable de un(a) guerrer@, para que nuestra alma aprenda algo, suelte, libere, sane y se ilumine.
“La pareja que cultiva el Tao,
Abraza al Infinito en el acto del Amor”.
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